jueves, 29 de marzo de 2012

No nos doblegamos

Castilla agoniza.

Maltratada, expoliada, mutilada y ninguneada, se desangra en el olvido.

Envenenada por gobernantes “que no la tienen amor”, va sucumbiendo ante el desprecio de sus hermanos.

Sus propios hijos la ignoran. Es tan arraigado el espíritu de sacrificio de esta tierra, que todos asumen que debe quitarse de en medio y no molestar, no pedir, dejarse hacer.

Me duele mi tierra, siento el desprecio como propio y siento la apatía de mis paisanos.

Recibo las burlas de los que declaran que es una causa perdida, que no merece la pena

¿Cómo que no merece la pena? ¿qué derecho tiene esta generación anodina lobotomizada durante 30 años a impedir que transmitamos a nuestros hijos nuestro legado milenario de identidad, de cultura, de Historia? ¡nuestra propia esencia! ¿cómo se puede tirar la toalla?

No y mil veces no. Desde la tierra del idealismo hago un llamamiento, porque yo no me rindo: su desdén es mi fortaleza, su desprecio, mi fuerza. Cuanto más empeño pongan en callarme, más fuerte gritaré

Que Castilla no se rinde, Castilla no se doblega

Tenemos el ánimo, la palabra, la fe, el convencimiento, la voluntad, la determinación y el compromiso: tenemos el antídoto contra la ponzoña que pretende acabar con Castilla.